Durante el tiempo que has estado en esa relación tóxica, te han hecho creer que no vales para nada, que sin tu pareja/expareja no eres nadie, que nunca vas a ser capaz de valerte por ti misma. No te han dejado trabajar ni relacionarte con nadie.
Cuando das el paso de salir de esa relación, y ya has emprendido el camino de la sanación, irás recuperando tu esencia, volverás a florecer, volverá a brillar la luz que llevas dentro.
Es el momento de retomar tus aficiones, de estudiar eso que tanto te gustaba, de encontrar un trabajo donde te sientas valorada. Ya no tendrás a esa persona que tiraba por tierra tus ilusiones, tus sueños, tu futuro.
Vuelve a vestir como a ti te gusta, sal a bailar, a pasear, retoma el contacto con tus amigas/os (si son de verdad, seguirán ahí, créeme) y, si no están, busca gente nueva. La sonrisa volverá a brillar en tu cara.
Cuando yo salí de ese pozo, debido al nivel de estrés que había estado soportando durante tanto tiempo, no sabía casi ni hablar… Se me trababan las palabras, se me olvidaban las cosas, andaba encogida, me quería esconder de todos, me sentía pequeña, quería desaparecer, ser invisible.
Me daba miedo hablar o contestar a alguien por miedo a su reacción… Gracias a mi psicóloga, a mi familia y a mis amigos fui capaz de ponerme a estudiar algo totalmente nuevo, descubrir mi vocación. Como me dicen en terapia… estoy soplando la luz que llevo dentro para que vuelva a brillar más que nunca.
Cuando os den bajones, permitíos estar mal, ¡es normal! Y también los considero necesarios porque estamos sanando el alma, y llorar siempre he dicho que ayuda a limpiarla. Que eso sirva para ir quitándoos esas ideas negativas que nos han ido metiendo en la cabeza y coger aire para seguir adelante en nuestro proceso.
Considero indispensable ir a terapia, además de contar con alguien (en este caso mis amigos y mi familia) con quien poder hablar, contar como te sientes. El error más grande que cometí fue no contarle lo que me pasaba a nadie. Pasó más de un mes y medio desde que me fui de casa hasta que verbalicé lo que había estado aguantando.
Y ese día fue una liberación tanto para mí, como para mis padres y amigos, que veían que no estaba bien, que algo me pasaba. Pero como yo no decía nada tampoco sabían cómo actuar ni cómo ayudarme. El contarlo también les vino bien a ellos. Mi madre me dijo que «ahora entiendo muchas cosas» y vomitar todo eso fue desde luego el segundo paso más importante tras el de dejar a mi ex.
Mucho ánimo, somos muy valientes y si hemos soportado un infierno con una persona que nos hizo tanto daño… ¡Podemos con todo!