manos sujetando una vela
Vivencias

Mi mascota.

Hoy domingo 1 de agosto, ha fallecido mi mascota. La que me ha acompañado durante estos últimos siete años. La que ha sufrido conmigo y en su propio ser la violencia.

Llegó a mi vida en julio de 2014. Una chica iba paseando a su perro por el campo, y se encontró a mi mascota y a sus hermanitos abandonados en medio del campo. Apenas tenían unos días de vida y la mía, un perdigón colgando en su diminuta pata.

Esa chica los recogió, los llevó al veterinario y los cuidó mientras les encontraba casa. Yo quería uno, me daba igual cuál fuera. Y mi mascota me eligió a mi.

gato y perro jugando

Cuando conocí a mi ex, ella tenía unos seis o siete meses. Recuerdo la primera vez que se quedó sola con él. Vomitó no sé cuantas veces… Yo pensé que era el estrés de no estar conmigo, no le di más importancia.

Otro día se la dejó encerrada en la terraza, en plena ola de calor del 2015, pero, según él, fue sin querer. Y yo no tenía pruebas de que no fuera así.

El peor episodio es cuando llego de trabajar una tarde, y me encuentro a mi mascota con toda la cara llena de sangre, un diente roto, jadeando, no se dejaba coger, se escondía… Casi me da algo. Según él, saltó para salir al alféizar de la ventana y, como la ventana estaba cerrada, se golpeó contra la ventana… Ahí ya dudé. Le pregunté mil veces si era eso lo que había pasado. Y él me decía que sí. Nunca me lo creí, pero tampoco podía demostrar si había sido otra cosa.

Todas mis dudas ya empezaron porque él, al principio con bromas, y luego ya en serio… odiaba a mi mascota. ¡Le tenía celos! Que si siempre estaba conmigo, que era muy pesada, que si la quería más que a él… Pero ella y yo éramos un pack, él me había conocido con mascota y tenía muy claro que ella estaba por encima de todo. Y a él no le quedó otra que aceptar.

equipaje preparado

Después de la boda, nos fuimos a vivir a otra localidad. Mi mascota se adaptó muy bien pero siempre estaba encima de mi. Hasta que una mañana, me levanto, voy a darle su desayuno como todos los días, y ella no venía corriendo. Empecé a buscarla por toda la casa y no estaba. Yo estaba histérica perdida y mi ex le quitaba importancia diciendo que estaría durmiendo en algún lado… Pero yo sabía que no estaba. Esa conexión que teníamos así me lo hacía sentir.

Entonces reconoció que se le había escapado… y yo me terminé de volver loca. Me puse lo primero que pillé y fui a ver si la encontraba. Entonces él, viendo que yo no iba a darme por vencida, empezó a buscarla también. Pusimos carteles, y la salíamos a buscar varias veces al día. Pero no aparecía.

Yo ya no tenía casi ni lágrimas… siete días desaparecida, nadie la había visto… Horrible. Hasta que, de repente, apareció. Muy delgada y sin apenas uñas, pero limpia y sin un rasguño. Mi teoría es que estuvo encerrada en algún lado, por eso las uñas desgastadas, y por eso no tenía heridas ni nada… Pero había aparecido, estaba bien, y con eso yo ya lo tenía todo.

mujer feliz bajo las luces de navidad

El caso es que también cada vez que ella se quedaba a solas con él, la oía llamarme como loca, según mi ex, se pegaba como una hora llamándome hasta que ya veía que no volvía y se iba a dormir. Hasta que yo regresaba y ya se ponía encima de mi.

Eso también le sacaba de quicio.

Debo decir que, si yo no me fui antes de casa, fue en gran parte por ella. No podía llevármela conmigo, y muchísimo menos la iba a dejar con él. Hasta que pude traérmela y ya fue el día que me fui definitivamente de casa. Aún así, la pobre ha estado «encerrada» en mi habitación, saliendo lo justo, porque en casa de mis padres hay otra mascota, y no llevaba bien tener una «intrusa». Pero ella estaba feliz y tranquila.

Qué inteligentes son los animales…

perro y gato relajados encima de un sofá

Siempre estaba encima mío porque quería protegerme de ese «ser». Me llamaba cuando me iba porque no quería quedarse a solas con él. Le gruñía siempre que intentaba acercarse porque sabía que era malo.

Y yo, ciega como estaba, no lo vi. Incluso pensé que la que estaba celosa era mi mascota de mi ex… Pobrecita mía.

Desde que salimos huyendo, ella ya no le gruñía a nadie. Dejaba que se le acercara cualquier miembro de mi familia. Siguió estando a mi lado, sobre todo los primeros meses tras la ruptura, porque sabía que yo lo estaba pasando mal y era su forma de consolarme.

Ha sido mi ángel de la guarda. Mi compañera. Mi mejor amiga.

mujer triste

Me siento mal por no haber sido capaz de llevarla al veterinario para que le pusiera la inyección y dejara de sufrir. He sido egoísta. No quería que se fuera. Y ella ha querido morir a mi lado. Me he podido despedir de ella. He estado hasta el final dándole todo mi cariño. Le he dado las gracias, le he pedido que dejara de luchar, que no se merecía sufrir. Que yo estoy bien, que ya no corro peligro. Que ya sabe que mi familia me quiere y me cuida, al igual que lo han hecho con ella.

Le he dicho que se vaya en paz. Que ha sido mi máximo apoyo. Mi bastón. Mi ángel guardián. Y que no sufriera más. Que yo voy a estar bien. Y me ha escuchado, y se ha ido al arcoíris de las mascotas.

No por mucho que esperara este final, ha sido menos duro. He llorado (y sigo llorando), pero porque la hecho de menos. Noto su ausencia desde el minuto cero. Y me siento culpable por no haberle dado un final menos doloroso.

angel

Pero he actuado con el corazón. Habré hecho bien o mal, no lo sé. Pero ha muerto en su casa, con su familia. Conmigo a su lado.

Y se ha ido tranquila.

Descansa en paz pequeña. Nunca te olvidaré.

Martina.

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