violeta sobre una cuerda
Vivencias

La primera situación violenta.

Fue en el mismo viaje de novios. Y fue al segundo o tercer día.

Había bebido un poco más de la cuenta (tened claro que no hay excusa que valga para justificar la violencia), y empezamos a discutir por alguna tontería que ni recuerdo. Y ahí ya salieron sus celos en su máxima potencia.

Durante el noviazgo no fui consciente de que fuera celoso, aunque luego con el tiempo, hubo situaciones en las que ya empezaban a aflorar y yo no supe verlo. Estaba tan ciega…

sofa abandonado

Resulta que elegí como testigo a mi mejor amigo, al que conozco desde hace muchísimos años, y esa noche descubrí que mi ex lo odiaba. Tenía unos celos de él bestiales. Y nunca entenderé porqué. Yo quise presentárselo, mi ex tenía claro que era como un hermano para mi, pero eso no le servía. Y me lo dijo esa noche.

Tiró la alianza a la mesita que había en el salón de nuestra suite del hotel y amenazó con cogerse un avión de vuelta y dejarme, porque yo era una miserable por haber elegido a mi mejor amigo como testigo. Ya veis. Ambos teníamos ya una edad, no éramos críos, y todos por suerte hemos tenido una vida. Pues ahí me dejó claro que yo no debería haberla tenido… Madre mía.

Gritos, chantajes emocionales, amenazas… total que después de unas horas ahí se quedó la cosa. En ese mismo momento ya debí haber dicho: ¡cuidado Martina! Pero no, vino el arrepentimiento, el perdóname, el «eres la mujer de mi vida y no quiero perderte» y yo, le perdoné.

mujer atormentada

En ese viaje hubo más discusiones. Íbamos con la pulserita del «todo incluido» y no bebía agua precisamente (repito, nada justifica ninguna situación de violencia).

Hicimos amistad con otras dos parejas de recién casados que se alojaban en el mismo hotel que nosotros, y con la animadora. El hotel estaba alejado de la ciudad más próxima y por la noche no había autobús. Surgió la idea de seguir de fiesta en el pueblo, ya que cerraban la discoteca del hotel (ya era tarde). A mi no me apetecía en absoluto. Habíamos ido a descansar ya que los meses previos habían sido agotadores, me casé y me mudé de casa en tres días. Quería disfrutar del viaje y ya habíamos estado bailando y de risas.

Pero ya me dejó claro que si no apoyaba sus ocurrencias, era muy mala persona. Y esa noche acabé vomitando de los nervios que hice por la situación tan surrealista, por tener que aparentar una conversación racional delante de las otras parejas, porque no me gustaba esa situación, porque al igual que yo cedía en algunas cosas, esperaba comprensión por su parte y no la encontraba.

persona sentada en un bancno a la orilla del mar

Pero nuevamente venían los perdones y los arrepentimientos, y aquí no ha pasado nada. Y yo le seguía perdonando y ya empezaba a hacerme pequeña.

La gente que me conoce pensará… pero Martina, con el carácter que tienes, ¿cómo no le plantabas cara? Ojalá hubiera sido yo al 100% para «revelarme», pero no, esa tela de araña que con tanta sutileza tejió sobre mi durante el noviazgo, ya me tenía atrapada totalmente.

Así que no deis por hecho que una mujer con carácter es imposible que se vea atrapada en una relación tan tóxica. Este tipo de relaciones no distingue entre personas fuertes o débiles, gente con estudios o sin estudios, gente con dinero o gente humilde… Nunca me cansaré de decirlo: cualquiera podemos caer en las garras de una persona dañina.

mujer lamentándose

Hay una frase que me gusta mucho que dice: «antes de juzgarme, ponte mis zapatos y recorre el camino que yo he recorrido. Nunca deberíamos prejuzgar, porque muchas veces, ese «qué dirán» o «quién me va a creer», es lo que impide a las víctimas salir de una relación abusiva.

¡Mucha fuerza!

Martina

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