Recuperar la autoestima.

Cuando estás atrapada en una relación tóxica, llega un momento en el que te miras al espejo y ya no te reconoces. Eres una sombra de lo que eras. Te conviertes en un ente que vive por y para no crear ninguna situación tensa. Dejas de ser tú.

Esta situación genera muchísimo estrés, estás en tensión continua, y tiene muchos y muy variados efectos.

Si por fin has dado el paso de salir y de luchar por tu felicidad, una de las cosas que más cuesta es volver a confiar en nosotras mismas, recuperar la autoestima.

Te ves sola, tienes miedo, sigues con dependencia emocional, vives en una vorágine de sensaciones y experiencias que aún no sabes gestionar… Nuevamente aconsejo que lo primero sea pedir ayuda profesional.

A la vez que esa terapia va avanzando, debemos trabajar en nosotras mismas, recuperar esas cosas que hemos dejado de hacer. ¡Re-aprender a querernos!

En mi caso, antes de conocer a mi ex, siempre me maquillaba un poquito, cuidaba mucho mi pelo, me pintaba las uñas cada semana de un color… Y durante la relación me abandoné de tal manera que lo que os digo, me miraba en el espejo y no era yo. Y no solo en el aspecto físico, también en el psicológico. Tenía la mirada triste, perdida. Era como un fantasma que pululaba por casa intentando hacer todo lo posible para que todo estuviera perfecto y no generar conflictos… En fin, qué os voy a contar que no sepáis.

Una de las primeras cosas que hice fue ir a la peluquería. Parece una tontería, pero para mi supuso un gran paso. También me obligaba a maquillarme un poquito como a mi me gustaba (siempre para gustarnos a nosotras mismas, nada de tener en cuenta si le gustaré a los demás, si lo aprobarán los demás… ¡no! ¡eso se acabó!). Me compré algo de ropa nueva. Y me propuse ir por la calle con la cabeza alta.

A mi psicóloga le contaba que iba como queriendo parecer invisible, y ella me abrió los ojos diciéndome: «Martina, ¿tú te crees que todo el mundo que va por la calle te mira y te analiza? ¿Qué haces tú cuando vas por la calle?» Y ahí me hizo reaccionar… le contesté: «yo voy con mi música y voy mirando pero sin fijarme, salvo que algo me llamé poderosamente la atención en plan mira que abrigo más chulo, o ostras qué color de pelo…, pero sin darle más importancia» Y ella me dijo… «pues lo mismo para el resto de la gente, todos vamos pensando en nuestras cosas así que… la mirada al frente y la cabeza alta» y así lo hice… Incluso en siguientes sesiones me decía que se me notaba hasta en la postura corporal.

Esa es una de las primeras cosas que hay que meterse en la cabeza, somos las únicas que tenemos poder sobre nosotras, así que debemos preocuparnos por nosotras, por estar bien.

Aunque suene frívolo, empecé a dedicarme un día a la semana a cuidarme. Lo suelo hacer los domingos por la tarde. Mascarilla en la cara, en el pelo, un buen baño, aromas que os gusten, cremas… Y conforme te mimas, y te cuidas, te vas viendo mejor frente al espejo, y tus ojos empiezan a sonreír.

Trabajar en recuperar la autoestima es una tarea dura, pero con ayuda de los terapeutas, y poniendo mucho de nuestra parte, cuidándonos, disfrutando de esos ratos, dándonos un capricho, saborear un helado, pasear bajo el sol sin pensar en nada, sólo sintiendo esa luz en nuestra cara… todo eso ayuda a alimentar nuestra llama, esa que nos han apagado y que debemos avivar para volver a brillar.

Todo es ponerse y, sin daros cuenta, la autoestima va volviendo… Evidentemente hay días buenos y días menos buenos. Pero es es lo más normal del mundo. No conozco a nadie a quien no le pasé, así que, si un día os levantáis y estáis de bajón… permitíoslo, no os castiguéis, incluso aprended de esos malos momentos.

¡Somos preciosas! ¡Grabáoslo a fuego!

Martina.