Hoy iba a escribir sobre otra cosa, pero al ver el apoyo que estoy teniendo en https://twitter.com/amor_sano_ me ha creado la «necesidad» de hablar de la sororidad.
Según la RAE, tiene tres definiciones https://dle.rae.es/sororidad. Pero yo me quedo con la segunda. «Relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su emponderamiento».
Cuando salió el lema de «no estamos solas», lo veía como un simple eslogan político, una utopía… Pero una vez que di el paso de romper con mi situación de violencia, me abrí al mundo exterior, y empecé a tener contacto con la realidad… fui consciente de que es así.
Ya os comenté que desde el minuto cero en el que llamé al 016 y empezó toda esta «locura de proceso», lo he sentido así.
No estamos solas. Hay muchísima gente dispuesta a tendernos su mano. A dejarnos su hombro. Personas que quieren acompañarnos para que podamos salir adelante y superar esta terrible vivencia que nos ha tocado sufrir.
Nunca olvidaré el abrazo que me dio aquella mujer el primer día que acudí a mi cita con la trabajadora social. Significo tanto para mí… Esa fue una de las razones que me llevaron a escribir este blog, como ya os he contado en alguna ocasión.
Y es algo que me está ayudando tremendamente en mi proceso de Sanación. El lunes lo hablaba con mi psicóloga. No os ofendáis con la comparativa, pero el tener un grupo de gente a tu alrededor que ha pasado por lo mismo que tú, que te entiende, que se puede poner en tu piel… es tremendamente sanador. El ejemplo que pongo es como un grupo de «alcohólicos anónimos», y realmente la relación con el maltratador es casi como una droga. Que sabes que te hace daño pero no puedes (ni sabes) dejar de consumirla. Y en el grupo tienes la libertad de explicar como te sientes porque sabes que nadie te va a juzgar, porque son personas que conocen demasiado bien tu situación.
El compartir experiencias, el ver mujeres que han salido adelante, el sentirte escuchada y comprendida es muy reconfortante. Es ese empujón. Ese abrazo. Esa mano tendida que te acompaña en tu trayecto.
Te ayuda a sentirte más libre. A abrir los ojos para ver que tú no eras la loca, ni la causante de todos los males del mundo. Que por desgracia, los maltratadores son seres malvados que están por todas partes, y que cualquiera podemos caer en sus garras. Ten claro que no eres tú. Tú lo único que hacías era brillar con luz propia, y esa luz tan bonita atrajo a la polilla.
El grupo de mujeres que estoy encontrando es como una red, un colchón, que te recoge cuando te caes, y te ayuda a levantarte y a seguir adelante.
El consuelo, la comprensión, el cariño… Qué grandes corazones.
Os quiero dar las gracias por ayudarme a sentirme libre, apoyada, respaldada y, sobretodo, acompañada.
¡Un abrazo enorme mis guerreras!
Martina.