Ya os comenté que llevo un tiempo de bajón. Recordad, hay que permitírselo. No debemos sentirnos culpables por ello.
He estado pensando mucho, dándole vueltas a mil cosas, me he analizado, he rebuscado en mi interior… Y volvieron los miedos, la inseguridad, la culpabilidad. Hoy mi psicóloga me tranquilizó. ES NORMAL. Pero debo trabajar en ello.
En Recuperar la autoestima. ya hablaba de algunos pasitos que estoy dando para recuperar mi autoestima, a la que considero culpable de muchas de mis debilidades. Hoy quiero contaros más cosas que debo/debemos trabajar para fortalecerla.
Lo primero es que tenemos que querernos tal y como somos, con nuestras virtudes (que las tenemos) pero, sobre todo, con nuestras debilidades. Esta parte la llevo mucho mejor con lo que os conté en el otro post, cuidados físicos, peluquería, cremas, maquillaje, ropa, aceptando mi cuerpo como es…
Esto nos lleva al segundo paso. Tenemos que cuidar bien de nuestro cuerpo, tanto en el aspecto físico como en el psicológico. Comer bien, cuidarnos, descansar, dar y recibir cariño, querernos, querer, dejarnos querer, no autocastigarnos… Parece sencillo, ¿verdad? Pero hay días en los que cuesta, por lo que me he propuesto trabajar en este aspecto. Abrazarme. No castigarme. Comer mejor.
Estoy convencida de que si mejoro en este segundo apartado, estaré más fuerte para poder trabajar el tercero, que es estar orgullosa de mí misma. Aquí fallo estrepitosamente. Me autosaboteo, me ninguneo, me quito mérito… Es algo que me han metido en la cabeza durante mucho tiempo y me está costando mucho encontrar cosas positivas en mi.
Así que es otro de los propósitos que tengo: hacer una lista con aspectos de mi personalidad, de mis habilidades, de mi vida, que son positivos, y sentirme orgullosa de ello. Ojo, que no tiene que ser algo perfecto para estar orgullosa de ello. Por ejemplo, estoy estudiando algo que se me está haciendo muy cuesta arriba. Me he dado cuenta que no es lo mío, pero apenas me queda un mes de curso, y ahí estoy intentándolo. Y me sentiré orgullosa de no haber tirado la toalla, aunque suspenda y no consiga el título. ¡A eso me refiero!
El cuarto punto es el más difícil, pero el que más satisfacción nos generará. No dejar que nadie nos diga cosas que nos lastimen. Si hemos llegado hasta aquí, hemos construido una persona más segura, más fuerte, más consciente de sus capacidades, por lo que creo que enfrentarnos a aquello que nos hiere no nos resultará tan difícil.
No sé a vosotras, pero yo me imagino siendo capaz de contestar (siempre desde la asertividad, nunca desde la agresividad) y no sentirme mal, y madre mía, ¡ojalá llegue ese día!
Porque es muy importante el reconocimiento. Si hacemos algo bien, esperamos un agradecimiento. Debería ser algo básico. Pero no esperemos que sean los demás los que nos tengan que abrir los ojos. Soy consciente de que hay personas demasiado narcisistas como para darle esa atención a quien se la merece, o a quien la necesita. Así que, seamos nosotras las primeras en autofelicitarnos, en autoagradecernos cualquier pasito que hayamos dado.
Creo en el karma… por lo que voy a intentar dar lo mejor de mi. Lo que se siembra ahora, se recoge más tarde.
Trabajemos en nuestra autoestima, y podremos recoger los frutos de este duro trabajo muy pronto. ¡Animo guerreras!
Martina.
[…] He compartido estas reflexiones con mi psicóloga, porque realmente estos pensamientos acrecentaban mi sentimiento de culpabilidad, y, si no fuera por ella, seguiría fustigándome por ello. Lo bueno es que, ahora que he profundizado más en mi interior, puedo desarrollar más herramientas para combatirlo, para diferenciar amor de caridad. Y aquí entra en acción la autoestima de la que os hablé el viernes en ¿Me quiero? ¡Voy a quererme! […]