persona rompiendo las esposas que lleva en señal de libertad
Vivencias

Basta.

El día que dije ¡basta! fue el mejor y el peor día de mi vida.

Había tenido varios intentos de dejarlo, pero siempre acababa volviendo. He dormido en el coche en áreas de servicio, en un polígono, porque me iba de casa tras una discusión tremenda, con la intención de dejarlo, pero no era capaz. Acababa volviendo, y encima era yo la que le pedía perdón. Estaba totalmente enganchada a él.

Según él, fue la discusión más tonta. Pero para mí fue ya la gota que colmó el vaso. Eso sí, como siempre, la culpa mía, no lo dudéis.

mujer temerosa ante un puño cerrado

Aunque yo ya llevaba unos meses dándole vueltas a mi vida, a lo que estaba pasando, a como me sentía, a si eso era lo que de verdad quería… siempre apartaba esos pensamientos y justificaba todo. Pero ese clic que mi cerebro había empezado a hacer dos años atrás, ese día saltó, y me fui de casa. Esta vez de verdad. Esta vez para siempre.

Muchas veces en las que intentaba escapar de ahí, no lo hacía porque no quería que nadie se enteraba de lo que me estaba pasando, de lo que estaba viviendo de verdad. Porque me daba pena él, y, lo peor de todo, porque yo me sentía culpable de la situación. El día que me fui, cogí todas las cosas que pude, a mi mascota (también reconozco que no me iba porque no tenía dónde ir con ella y no podía dejarla con él, la odiaba), y me metí en el coche y me fui.

equipaje preparado

Recuerdo que solté un grito desgarrador, en el que saqué toda mi rabia contenida, en el que dije… «merezco ser feliz». Y que fui todo el camino llorando, aún sin ser consciente de lo que acababa de hacer. Me presenté en casa de mis padres. Ellos no tenían ni idea de nada. Subí llorando y les pregunté si me podía quedar, que mi relación se había roto, y solo les dije que discutíamos mucho y ya no aguantaba más. Yo le seguía protegiendo.

Evidentemente mis padres me dijeron que por supuesto. Mi madre lo único que quería saber era si me había pegado. Yo le dije que no, pero que hay cosas peores. Y tampoco les quise decir nada más.

manos unidas en señal de apoyo familiar

Me metí en mi cuarto, y estuve llorando todo el día. Mis padres justo se iban de vacaciones a los dos días. Así que me quedé sola con la cabeza a punto de estallar. Ese instinto de supervivencia que me animó a irme definitivamente, me llevó a buscarme ya algo que hacer, no podía estar en casa llorando todo el tiempo. Así que me apunté a un curso, y tuve suerte de que me llamaron enseguida. Ya tenía algo que hacer, algo novedoso además, y era la toma de contacto con el mundo exterior. Con la vida real.

Ay amigas. Recuerdo que los primeros días iba feliz por la calle, sintiéndome libre. Pero qué poco duró esa sensación.

mujer sintiéndose libre

Cuando mi ex se dio cuenta de que esta vez era en serio, de que ya no funcionaba lo de silbar y que yo volviera como un perrito, ahí empezó la peor pesadilla de mi vida. Pero esto, os lo contaré otro día. Fue demasiado duro. Pero forma parte del proceso y es justo que también lo sepáis…

Martina.

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1 Comentario

  1. […] dije el otro día que el día que dije Basta. no fue el peor, que lo peor vino después. Y fue su explosión de furia. Cuando su verdadera […]

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