En muchos momentos parece imposible encontrarla. Pero está ahí, y debemos intentar conseguirla.
Mi psicóloga me propuso crearme la «cajita de la calma», la llamé así, porque en ella metí todos aquellos recursos que me sirven para relajarme cuando mi grado de ansiedad aumenta. ¡Y funciona!
El primero es usar técnicas de relajación, pero en mi caso, no funcionan… Para aquellas a las que os funcione, ¡no lo dejéis! Aún sigo intentando aprender a respirar, pero descubrí la musicoterapia, y la importancia de elegir la frecuencia adecuada y, de verdad, es lo que más me ayuda. Al principio pensaba que era una tontería, que simplemente era una música tranquila y ya, pero no, hay toda una ciencia en torno a los efectos positivos de determinadas frecuencias en nuestro cerebro. Nunca se deja de aprender, la verdad, y siempre tengo preparada una playlist en el móvil por si la ansiedad me acecha fuera de casa.
Lo que a mi me ayuda a mantener la mente ocupada y distraer mis pensamientos negativos hacia la nada (es decir, dejar la mente en blanco) o hacia cosas más positivas es hacer actividades que necesitan concentración.
Durante la pandemia aproveché para aprender a hacer ganchillo, en concreto con trapillo. ¡Le hice unas alfombras inmensas a toda la familia! Pero me ayuda un montón a no pensar, puedes ponerte música de fondo, la tele y así están pensando en los puntos y en las vueltas y mi mente ya no tiene sitio para pensar en nada más.
Otra cosa que aprendí es a hacer flores de papel: rosas con papel de periódico y claveles con pañuelos de papel o servilletas. ¡Y encima quedan preciosas!
También me aficioné a pintar mandalas. Hay miles de diseños, de formas, de tipos… Yo me compré un libro en un bazar de mi barrio, una caja de pinturas de madera de colores pastel, otra de colores normales, y se te pasa la tarde que no te enteras. Además, el sonido de la pintura contra el papel, me relaja mucho. Es un dos por uno en toda regla.
Lo que nunca me falla es limpiar, sobre todo la cocina o el baño. Descargas tensiones, te concentras en que esté todo como tú quieres y dejas la casa reluciente. Aprovecha y ponte música que te guste. Aviso, posiblemente terminarás bailando jejeje.
Dar un paseo, salir a hacer ejercicio, sentarte al sol en el parque, leer, hacer crucigramas e incluso jugar con el móvil. Parecen actos cotidianos a los que no les damos importancia, pero ayudan muchísimo. Sobretodo salir a andar/correr. Aceleras el paso, haces unos cuantos kilómetros, y vuelves a casa agotada pero tranquila. ¡Directa a la ducha!
Y hablando de ducha. Algo que también relaja y que nos ayuda en la recuperación de la autoestima, es dedicarnos unas horas a cuidarnos. Un baño relajante, mascarilla para el pelo, para la cara, un peinado diferente y, sobre todo, una sonrisa cada vez que te mires en el espejo hacen magia.
Evidentemente no a todas nos funcionarán los mismos trucos, pero lo importante es que cada una pueda hacerse su «cajita de la calma» con cosas que le ayuden a relajarse en los momentos de más ansiedad.
El objetivo es conseguir controlar esas emociones negativas y lograr un poco de calma. No es fácil, pero se puede conseguir. ¡Ánimo!