puente roto
Vivencias

Dependencia

El caso de Katia (DEP) me ha hecho pensar mucho más de la cuenta… Muchos se están preguntando porqué fue a casa de su maltratador, porqué rechazó cualquier tipo de ayuda…

Es muy sencillo, a un drogadicto no le puedes poner una dosis delante y decirle que no la toque. Con Katia, y con muchas mujeres maltratadas, pasa eso. Tenemos tal dependencia de nuestros maltratadores que con un mensaje, con una llamada, nos tienen a su disposición totalmente vulnerables.

persona rompiendo las cadenas

Esta es una de las razones por la que muchas mujeres no denuncian, no se alejan de su agresor, no ven que les está haciendo daño. E incluso a mi me hace plantearme que la maltratadora soy yo, que soy la tóxica.

Yo era una mujer con carácter, fuerte, de esas de las que decimos que es imposible que se deje hacer nada por su pareja. Yo era así, y mirad como he acabado. Prejuzgar es insano en cualquier ámbito de la vida. Pero en este quizá es peor, ya que resta credibilidad a la víctima y esta aún se siente más culpable.

Me he planteado que quizá «busco» ese tipo de relaciones porque, al tener la autoestima tan baja, al estar tan «acostumbrada» a mendigar cariño, ya que no lo recibo per se, en cuanto alguien me da unas migas de «amor», las cojo como si fueran todo lo que anhelo. Y esto se aplica tanto a relaciones de pareja, como de amigos, familiares…

máscara de gas

Es por ello que muchas veces me considero la tóxica. Y pienso que soy yo la que busco esa mierda de amor. Que soy yo la que no es capaz de distinguir entre un amor sano de una manipulación. La que se deja pisotear a cambio de… ¿de qué? ¿De una ilusión? ¿Una mentira? ¿Un espejismo?

He compartido estas reflexiones con mi psicóloga, porque realmente estos pensamientos acrecentaban mi sentimiento de culpabilidad, y, si no fuera por ella, seguiría fustigándome por ello. Lo bueno es que, ahora que he profundizado más en mi interior, puedo desarrollar más herramientas para combatirlo, para diferenciar amor de caridad. Y aquí entra en acción la autoestima de la que os hablé el viernes en ¿Me quiero? ¡Voy a quererme!

mujer libre

Una buena autoestima nos ayuda a enfrentarnos a aquello que nos hace daño de una manera «sana», y a no sentirnos mal por ello. Y creo que he dado un paso de gigante, a pesar de que llegué a la consulta convencida de haber dado cien pasos atrás. Reconocer dónde está el problema, es fundamental para poder hacerle frente.

Ahora viene lo «complicado»… ponerme a trabajar en ello. Y a por ello voy.

¡Fuerza guerreras!

Martina.

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