Por muy mal que me parezca, es algo que ha pasado a formar parte de mi día a día: la desconfianza hacia todo el mundo.
Sé que sigue siendo un mecanismo de defensa, una barrera que establezco como medio de autoprotección. Pero no sé hasta qué punto puede ser bueno desconfiar de todo y de todos. Creo que esa desconfianza llega hasta hacer que me autoboicotee.
Es algo que creo que debo trabajar, pero, ¿dónde establecer el punto medio?.
Recuerdo a mi psicóloga, (jo, solo hace un mes y medio de mi alta y la echo mucho en falta), cuando hablaba con ella estas cosas de mis Incapaz de sentir. y siempre hablábamos de encontrar el equilibrio. Pero en esto de la desconfianza me cuesta horrores.
Soy consciente de que no puedo estar desconfiando de todo el mundo, que no es bueno, que de esta forma lo que hago es huir y alejar a la gente, pero a la vez me da miedo que me vuelvan a engañar, que vuelvan a venderme un papel de persona maravillosa que luego me va a destruir.
Que sí, que por suerte maltratadores y gente tan dañina hay poca, pero cuando has tenido al diablo a tu lado durante tanto tiempo… cuesta distinguir a unas personas de otras. Ya sabéis que los encantadores de serpientes aparecen como eso, encantadores.
Así que en estas estamos.
Estoy Recuperando mi vida., en un punto muy bueno de mi proceso de Sanación.. Pero aquí llega el siguiente obstáculo.
Al igual que me pasó cuando empecé a trabajar, que me daba pánico, que pasé una semana terrible como ya os conté, y que, una vez dado el paso, fue lo mejor que pude haber hecho, imagino que aquí pasará lo mismo.
Debo reconocer que con mis compañeras/os de trabajo he establecido un vínculo muy bueno, aunque es verdad que voy con cautela. Algo que he aprendido de la terapia es no darme al 100% a las primeras de cambio. Decir no, hacer valer mi criterio de forma asertiva. Expresarme sin miedo.
Puede parecer una chorrada, pero para mi que llegué al punto de «desaparecer» y de que mi mente fuera incapaz de razonar, de estar constantemente pensando en qué decir, cómo decirlo y cómo actuar para que la otra persona no se enfadara, haber recuperado esa «espontaneidad» es un triunfo.
Tengo claro que me voy a encontrar muchas ranas y muchas piedras en el camino. Pero hay que echarle valor y encontrarlas. Una vez que me las encuentre, ver si hay que darles una patada (metafóricamente hablando), esquivarlas, saltarlas, o cogerlas con todo el cariño.
Tengo que abrir mi mente y mi corazón, rebajar los metros de esa muralla. Y pasito a pasito.
Lo bueno del punto en el que me encuentro es la fortaleza que he recuperado. Y que, viendo la parte positiva de esta desconfianza, al esperarme lo peor, valoraré mucho más a las personas que realmente merezcan formar parte de mi vida.
Así que nada, es una reflexión que llevo haciendo varios días y quería compartirla con vosotras. Porque ya sabéis que por eso escribo este blog, para contaros como es mi día a día en la recuperación tras una relación de maltrato. Acompañarnos en este proceso y compartir experiencias, inquietudes y vivencias.
¡Un abrazo enorme guerreras! ¡Sé que lo conseguiremos!
Martina.