Muchas veces se dice que el perdón está sobrevalorado, pero hoy NECESITO pedir perdón, y lo hago con el alma en la mano.
En estos tiempos tan convulsos, donde las situaciones muchas veces me sobrepasan, intento gestionar mis emociones lo mejor que puedo. Como pudisteis comprobar el otro día, en el post de Ojalá me hubiera matado… , no siempre lo consigo.
Ese día estaba fatal, llevaba mucho tiempo en el que pensaba que era Incapaz de sentir. Cuando, de repente, una situación tensa te hace recordar situaciones pasadas que te generan un dolor inmenso, y te ves incapaz de contenerte.
Han sido cinco años de violencia psicológica entre otras cosas, y, aunque haya avanzado muchísimo en mi recuperación, hay momentos en los que es inevitable revivir cosas. Poco a poco voy siendo más capaz de llevar mejor esas situaciones, y sé que algún día lo conseguiré.
Pero sobre todo, necesito pedir perdón a todas aquellas mujeres que han sido asesinadas por su pareja/ex pareja y no lo pueden contar. No es nada justo lo que dije en mi post. Debo dar las gracias por seguir viva, por poder contaros a través de este blog cómo lo estoy haciendo y compartir con vosotras mis experiencias.
Espero que no se haya malinterpretado mi mensaje del otro día. Fue como si, de repente, me hubieran hundido otra vez en el pozo del que ya estaba prácticamente fuera. Me dejé pisar, y me dolió muchísimo.
Soy una pesada cuando digo que hay que permitirse tener días malos. Lo único que espero es no volver a tener un día igual de malo que ese. Y si lo tengo, ser capaz de no dejarme dominar por esa sombra que parece que no me quiere soltar.
Eso sí, retrocedí, pero he aprovechado para coger impulso e ir con más fuerza hacia delante.
Ayer dos mujeres fueron asesinadas por sus parejas. Todos los días siguen apareciendo noticias de mujeres agredidas por sus maltratadores. Esto es una pesadilla continua. Y, seguramente, post como el que escribí el otro día no son nada afortunados. Pero lo que sí fue, es una descripción de cómo me sentía en ese momento. Un reflejo de lo duro que es el proceso de sanación.
Que no solo duelen los golpes, que el maltrato psicológico deja una herida terrible en el alma y en el corazón. Que tú la intentas cicatrizar, curar, cuidar por ti y por la gente que te quiere. Te ayudan a que así sea. Pero a veces ocurren cosas que hacen que esa herida se reabra. Aunque solo sea un poquito, pero duele, y duele mucho.
La parte positiva que saco de estos días es que, por suerte, cada vez son mucho menos los momentos malos, y que he tardado menos tiempo en volver a subir.
Esto es una lucha constante, y, estoy totalmente segura, pronto ganaremos la batalla y volveremos a ser felices y LIBRES.
Mucha fuerza guerreras.
Martina.
