Hace seis meses ya que mi psicóloga me dio el alta y, pese a los pasos de gigante que he dado, me siento reconstruida… pero sin vida.
Y lo peor de todo es que soy consciente de la situación pero estoy bloqueada. A veces pienso que sigo en la fase de autoprotección porque sigo siendo incapaz de sentir y otras veces creo que es por ese muro que he creado a mi alrededor para que nadie me vuelva a hacer daño.
Que conste que lo estoy intentando ¿eh?, pero no sé qué pasa… Parezco una autómata. Estoy en modo automático.
El otro día en twitter os contaba que no entiendo como el «ser» que me destruyó, y que me acusaba de serle infiel y de mentiras similares, ha sido capaz de reconstruir su vida enseguida, y yo he tardado algo más de dos años en empezar a vivir, a trabajar, a tratar con gente sin miedo… pero sigo siendo incapaz de conocer a nadie.
Quizá sea mi sistema de alerta que, gracias a Dios, ha sido reseteado y es capaz de ver, detectar y distinguir las banderas rojas enseguida y yo LES HAGO CASO, que es lo principal. Pero muchas veces pienso si no seré demasiado «estricta» con el tema de las alertas… O también es que sigo con la tendencia a fijarme en el mismo tipo de hombres… cosa que espero que no sea así.
Después de todo mi proceso de sanación, considero que he abierto bastante la mente. Pude ver porqué acababa con ese tipo de «seres» y, precisamente por eso, creo que soy capaz de evitarlos. Pero analizando los resultados… no sé qué pasa. Estoy totalmente bloqueada.
Quizá es que aún es pronto, que no es el momento de empezar a conocer a nadie… No lo sé. Porque yo creo que sí que estoy preparada, si es que alguna vez se puede estar preparada para volver a querer/confiar/creer a alguien.
Por eso el título de este post… reconstruida pero sin vida. Porque me siento otra vez fuerte, capaz, orgullosa de haber podido salir de ese agujero, de lo que estoy consiguiendo. Me siento feliz. Pero no soy capaz de volver a vivir como antes.
Seguramente esto es una etapa más del proceso. No es nada fácil, siempre os lo digo. Y gracias a esa dificultad, cada pasito que damos es todo un triunfo y un gran aprendizaje.
Tengo grabada a fuego la frase de «si no te quieres a ti misma, no estás preparada para que nadie te quiera». Porque yo ahora hablo de querer bonito. De eso que tantas veces le decía al «ser» cada vez que me decía sus vacíos «te quiero». No me quieras tanto y quiéreme mejor.
Y, por mucho que haya avanzado en el aspecto de la autoestima, quizá no es el momento. Quizá tengo que seguir trabajando en mi misma. Pero sigo viendo tremendamente injusto lo que os decía antes… que él siga su vida como si nada, y yo siga aquí «atascada». Parece que aún no lo he superado, esas heridas fueron tan profundas que no vale solo con cicatrizarlas. Tengo que ser capaz de ver esas cicatrices de otra forma para poder seguir avanzando.
¿Os apetece contarme cómo lo estáis gestionando vosotras? ¡Os leo!
Un abrazo enorme mis guerreras, y mucha fuerza en nuestro proceso.